La salud eléctrica del organismo es principal si deseamos experimentar una calidad de vida óptima. A través de las sencillas prácticas englobadas en el Earthing nuestro cuerpo eléctrico se mantendrá saludable y favorecerá los procesos bioquímicos y fisiológicos que se desarrollan en el interior del cuerpo humano.
El cuerpo humano produce electricidad (bioelectricidad) y acumula cargas eléctricas (electricidad estática). Asimismo, el planeta Tierra también dispone de su propio cuerpo eléctrico, del cual formamos parte. El correcto funcionamiento y equilibrio eléctrico de nuestro organismo en relación con el sistema eléctrico del planeta es un factor clave que determina la mejora, la conservación o el deterioro de la salud.
Desde hace apenas un siglo los seres humanos nos hemos desconectado progresivamente del campo eléctrico del planeta que habitamos. A parte de esta desconexión, hemos incorporado hábitos de vida y nuevas tecnologías que generan un desajuste eléctrico en nuestro propio cuerpo, al incrementarse la carga eléctrica en reposo que almacenamos en nuestro organismo y manteniéndola en este durante largos periodos de tiempo.
“La inflamación, la enfermedad y el dolor en tu cuerpo son una mera manifestación –en mayor o menor medida- de una deficiencia de electrones. El remedio lo tienes tan cerca como la Tierra en la que vives”. Dr. Stephen Sinatra.
Algunas de las principales causas de nuestra desconexión con el campo eléctrico planetario son las siguientes:
- Uso continuado de calzado con suelas aislantes.
- Distanciamiento de los entornos naturales.
- Habitar en pisos de alturas elevadas.
Los seres humanos requerimos estar literalmente conectados con el campo eléctrico terrestre a través de una toma de tierra, la cual suele ser comúnmente nuestros pies. Al tener una “toma de tierra” a través de los pies con la corteza terrestre, el potencial eléctrico del cuerpo se equilibra con el de la superficie planetaria, y es este hecho el que ayuda a regular los procesos bioquímicos de nuestro organismo.
Naturaleza eléctrica
El cuerpo humano está compuesto por átomos. A su vez, cada átomo está formado por las siguientes partículas subatómicas:
- Protón: partícula con carga eléctrica positiva. Forma parte del núcleo del átomo.
- Neutrón: partícula sin carga eléctrica. Forma parte del núcleo del átomo.
- Electrón: partícula con carga eléctrica negativa. Pertenece a la corteza del átomo y gira alrededor del núcleo.
Los átomos son neutros, pues tienen el mismo número de protones que de electrones. No obstante, cuando un átomo gana o cede electrones adopta carga eléctrica, convirtiéndose en un ion, partícula cargada eléctricamente. Los iones pueden ser negativos (más electrones que protones) o positivos (más protones que electrones). A la transferencia de estos electrones de un cuerpo a otro le llamamos electricidad.
Al conectar con el potencial eléctrico de la Tierra nuestro cuerpo se recarga de electrones y los radicales libres se completan sin necesidad de robárselos a las células sanas.
La corteza terrestre tiene una carga eléctrica negativa. Esto se traduce en que existe un mayor número de electrones que de protones en la superficie del planeta. Los abundantes electrones libres que pasean por la superficie suelen, de forma natural, incorporarse a los cuerpos con los que tienen contacto siempre y cuando estos cuerpos sean buenos conductores eléctricos.
Así, los árboles, los peces o los seres humanos somos recorridos por innumerables electrones libres del planeta siempre y cuando un material que resulte un buen conductor eléctrico, como nuestros pies, esté en contacto directo con la superficie.
estamos diseñados para vivir con una carga similar a la de la superficie terrestre.
No obstante, al emplear calzado con suelas aislantes cortamos esta conexión. A partir de este punto, y por el propio funcionamiento del organismo, vamos perdiendo electrones progresivamente, hecho que se ve acrecentado al rodearnos de aparatos y cables provistos de fuertes campos electromagnéticos, los cuales añaden a nuestros cuerpos multitud de iones positivos (átomos cargados positivamente).
De este modo, al desconectarnos y rodearnos de innumerables campos electromagnéticos de origen artificial, nuestros átomos se encuentran en un “déficit” de electrones y acumulamos en nuestro cuerpo una cada vez mayor carga eléctrica en reposo (electricidad estática), ya que no podemos “descargarnos” pues no disponemos de toma de tierra (pies en contacto con la superficie). Este hecho es tremendamente perjudicial para el correcto funcionamiento del organismo, ya que estamos diseñados para vivir con una carga similar a la de la superficie terrestre.
A causa del propio metabolismo celular, más otros factores externos como los CE (campos electromagnéticos), los rayos UV o la contaminación atmosférica, aparecen en nuestro cuerpo los radicales libres.
Los radicales libres son átomos a los que les falta uno o varios electrones, y que por tanto, los van a robar de otros átomos que sí los tengan para equilibrarse. Su función biológica es beneficiosa cuando se da correctamente, ya que son empleados por el sistema inmunitario para eliminar microorganismos patógenos y ayudar en la eliminación de células defectuosas (apoptosis).
El problema se da cuando estos radicales libres pasean por un cuerpo con déficit de electrones, pues si no existe ninguna amenaza que combatir, se dedicarán a robar estos electrones a células y tejidos sanos, promoviendo así su oxidación y deterioro, y convirtiendo a los átomos a los que les roben un electrón en nuevos radicales libres, creando un efecto cascada.
Ante esta situación, la zona afectada se inflamará y el sistema inmunitario enviará más radicales libres para eliminar “la amenaza”, perpetuándose así el problema y agravándose la situación.
Conecta con la tierra
Al conectar con el potencial eléctrico de la Tierra a través del Earthing nuestro cuerpo se recarga de electrones y los radicales libres se completan sin necesidad de robárselos a las células sanas. En ese momento todo el sistema eléctrico se equilibra y los procesos fisiológicos pueden desarrollarse de forma saludable.
Es posible conectar con el potencial eléctrico del planeta de varias formas:
- Permaneciendo descalzo sobre la tierra, preferiblemente en el campo y sobre tierra o hierba húmedas.
- Bañarse en un río, lago o mar.
- Abrazar un árbol o apoyarse en él.
- Frecuentar entornos naturales.
- Permanecer descalzo sobre una alfombra provista con toma de tierra.
A través de estas prácticas estaremos experimentando Earthing y regularemos nuestro cuerpo eléctrico con el del planeta. En la misma medida en que dediquemos tiempo a realizarlas, estaremos ordenándonos en relación a la naturaleza eléctrica de la que formamos parte y promoviendo la salud.
Algunos beneficios de practicar Earthing son los siguientes:
- Ayuda a resolver procesos inflamatorios y trastornos relacionados a los mismos.
- Normaliza los ritmos biológicos del organismo.
- Mejora el sueño.
- Diluye la sangre y mejora el flujo y la presión arterial.
- Alivia la tensión muscular.
- Acelera la recuperación del organismo frente a la actividad física intensa.
- Reduce el dolor crónico.
- Promueve la calma.
- Protege ante CE (campos electromagnéticos) perjudiciales.
Así pues, enraízate a la corteza terrestre y reestablece tu armonía eléctrica de forma sencilla y holística, normalizando tu actividad eléctrica y favoreciendo la fuerza natural de curación que vive en ti.